SFN | Colombia
El presidente Gustavo Petro respondió de manera contundente al mandatario estadounidense Donald Trump tras el anuncio de aranceles del 25 % a productos colombianos, con una amenaza de incrementarlos al 50 %, en represalia por la negativa de Colombia a recibir vuelos con ciudadanos deportados. A través de su cuenta en X (antes Twitter), Petro abordó con un tono desafiante las implicaciones políticas, históricas y culturales de esta crisis, enviando un mensaje cargado de simbolismo y reivindicaciones sobre la soberanía colombiana.
En su extensa declaración, Petro expresó su rechazo hacia lo que calificó como prácticas «esclavistas» y señaló que Colombia no permitirá ser dominada por la fuerza económica ni por presiones externas. El mandatario evocó episodios históricos como el asesinato de líderes obreros Sacco y Vanzetti en Estados Unidos, así como la intervención estadounidense en la separación de Panamá, para cuestionar las políticas imperialistas que, según él, aún persisten.
“Colombia ahora deja de mirar al norte, mira al mundo”, afirmó Petro, en un discurso que busca posicionar al país como un actor independiente en el escenario global. El mandatario destacó las raíces multiculturales de Colombia, mencionando influencias africanas, mediterráneas y precolombinas, al tiempo que exaltó figuras como Simón Bolívar y Jorge Eliécer Gaitán como símbolos de la resistencia latinoamericana frente a las imposiciones extranjeras.
Aranceles y medidas recíprocas
Ante la imposición de aranceles estadounidenses, Petro anunció que Colombia responderá con medidas similares, aplicando aranceles del 50 % a productos estadounidenses. Además, instó a los colombianos a fortalecer la producción interna, destacando la importancia del maíz, un producto originario de América, como símbolo de autosuficiencia alimentaria y resiliencia económica.
“Que nuestra gente siembre maíz que se descubrió en Colombia y alimente al mundo”, dijo Petro, en un llamado a reactivar la economía rural del país frente a los bloqueos comerciales internacionales.
Implicaciones para Colombia
La respuesta de Petro marca un punto de inflexión en las relaciones diplomáticas entre ambos países. El endurecimiento de las tensiones comerciales podría afectar gravemente sectores como el agrícola, el textil y el de flores, que dependen en gran medida del mercado estadounidense. Por otro lado, la postura del mandatario plantea interrogantes sobre el futuro de la cooperación bilateral en áreas estratégicas como la seguridad y el combate al narcotráfico.
A nivel internacional, el discurso de Petro refuerza su narrativa de independencia y busca consolidar alianzas con otras regiones, como Europa, Asia y África, en un intento por diversificar las relaciones comerciales de Colombia. Sin embargo, esta estrategia también podría aumentar la incertidumbre económica en el corto plazo, al tiempo que pone a prueba la capacidad del país para enfrentar sanciones económicas de una de las principales potencias mundiales.
Un mensaje simbólico para la región
Petro enmarcó su respuesta dentro de un contexto histórico más amplio, llamando a la unidad de los pueblos latinoamericanos en defensa de su soberanía y autodeterminación. “Colombia es el corazón del mundo”, afirmó el presidente, reivindicando la posición estratégica y cultural del país en el ámbito global.
El discurso también incluyó un guiño hacia los sectores progresistas dentro de Estados Unidos, al elogiar figuras como Noam Chomsky y Walt Whitman, así como a los jóvenes negros y blancos que lucharon por la libertad en la historia estadounidense. Este enfoque sugiere que Petro busca construir puentes con movimientos sociales y actores políticos que compartan sus valores de justicia social y ambiental, incluso en medio de una crisis diplomática.
La confrontación entre Petro y Trump plantea un desafío para la diplomacia colombiana, que deberá equilibrar las tensiones con Estados Unidos mientras avanza en la búsqueda de nuevos socios estratégicos. La declaración del presidente, aunque cargada de simbolismo y retórica, marca un giro hacia una política exterior más autónoma y ambiciosa, en la que Colombia se posiciona como un actor global dispuesto a redefinir sus relaciones internacionales.
