
REDACCIÓN ECONOMÍA
Bogotá — El precio del gas en Colombia vive un repunte abrupto que ya empieza a sentirse en los hogares, el transporte, los comercios y la industria. Desde el 1 de diciembre de 2025, los nuevos contratos de gas natural para uso residencial y comercial registraron aumentos cercanos al 27 %, mientras que el gas natural vehicular (GNV) experimentó incrementos —en ciertos departamentos— de hasta 38 %.
¿Por qué subió tanto?
La principal causa del alza es la creciente dependencia del gas importado. En lo corrido del año, la proporción de gas importado pasó de apenas 4 % a alrededor de 17 % de la demanda no térmica.
La logística para traer gas hasta el interior del país se ha encarecido: al usar terminales de regasificación ubicadas en la costa Caribe (por ejemplo, en Cartagena), el transporte incrementa los costos finales.
Analistas advierten que los contratos de importación y suministro deben renegociarse, pues las reservas internas han disminuido y la producción local no alcanza para cubrir la demanda.
¿Quiénes sienten más el golpe?
Hogares de estratos bajos y medios: familias que antes pagaban modestamente por gas doméstico hoy enfrentan facturas mucho más altas; el aumento representa una carga real al presupuesto doméstico.
Transportistas (taxis, transporte público, reparto): el aumento del GNV —combustible usado masivamente en taxis y buses— encarece los costos operativos de estos gremios.
Industrias y comercios medianos o grandes: para grandes consumidores, los incrementos podrían alcanzar hasta 50 % o más en 2026, lo que amenaza la competitividad, especialmente en sectores intensivos en energía.
Riesgos sistémicos para la economía nacional
El repunte del gas podría alimentar la inflación general, ya que muchas industrias trasladarán los sobrecostos a precios de productos básicos.
El encarecimiento del suministro energético pone en riesgo sectores industriales importantes y puede llevar a una “desindustrialización parcial”: algunas empresas podrían cerrar, migrar su producción al extranjero o reducir su escala.
Si la tendencia persiste, el país podría enfrentar un déficit estructural de gas hacia 2026–2027, afectando desde la generación eléctrica hasta el abastecimiento doméstico.
Qué está haciendo el gobierno
El Ministerio de Minas y Energía ha anunciado un plan de 20 acciones inmediatas y estructurales para contener el alza, estabilizar precios y evitar especulación en el mercado del gas.
El ministro encargado afirmó que están evaluando contratos de importación de gas a mediano y largo plazo —para asegurar suministro — y así mitigar futuras subidas.
Análisis: para los ciudadanos éste alza de tarifas obliga a replantear el presupuesto doméstico, y pone sobre la mesa debates urgentes sobre seguridad energética, diversificación del suministro y la necesidad de invertir en fuentes alternativas o renovables. Para muchos hogares y negocios, diciembre de 2025 marca el inicio de un período de ajuste duro.






